La reforma del Estado, proceso reclamado desde múltiples frentes, tiene también múltiples connotaciones. Sin embargo, paulatinamente, se arriba a algunos consensos básicos. Uno es que en las nuevas condiciones históricas, el Estado requiere renovar su propia institucionalidad para poder servir mejor al despliegue de la sociedad y, en última instancia, al desarrollo socio-económico. Otro consenso básico es que, a tales efectos, es preciso tanto que el aparato del Estado se torne realmente público, como que el espacio de lo público no se agote en lo estatal. Guía la construcción de esta obra precisamente la conciencia de que es necesario reconceptualizar lo público, para propender así a su revalorización e, incluso, a su demarcación respecto del ámbito de lo privado. En estos sentidos, el énfasis está puesto en lo público no estatal, reconocido en su doble dimensión, como con- trol social y como forma de propiedad. La primera se refiere al espacio de la democracia directa que, expresada como control social sobre las actividades públicas, facilita la democratización del Estado y de la propia sociedad. Su otra dimensión llama la atención sobre las posibilidades que ofrece la producción de bienes y servicios colectivos por parte de entes que no se ubican ni en el Estado ni en el mercado, a efectos del fortalecimiento tanto de los derechos sociales como de los procesos de auto-organización social. La obra, producto de un esfuerzo conjunto CLAD-BID, expresa el carácter multifacético de la noción de lo público no estatal, así como las distintas posiciones que es previsible encontrar en un campo aún en construcción y que está, incluso, en disputa.