Lo que cae bajo la mirada de Wittgenstein, en estos Últimos escritos sobre Filosofía de la Psicología, son nociones tales como ver, sentir, entender, así como todo un vasto rango de emociones. Pero una respuesta más ceñida, debería tener en cuenta que estas investigaciones sirven, de manera fundamental, para completar aquellos aspectos que se irán agudizando a lo largo de la vida de Wittgenstein y que tienen que ver con la "situación" de nuestro conceptos, la "capacidad" de nuestro lenguaje y el "valor" de nuestras representaciones. Desgraciadamente, una especie de maldición parece que nos acompaña: aquello que nos sirve por excelencia, el lenguaje, nos confunde por excelencia. Labor del filósofo es colocar, estimar y valorar el lenguaje sin caer en sus extravíos.
Precisamente estos últimos escritos se esforzarán aún más en poner de manifiesto que el significado no es tal sino que se expresara en un contexto (si se pregunta "¿qué significa propiamente `tengo miedo´?, ¿qué es lo que pienso con ello?", no encontramos respuesta alguna o quizá una que no nos satisface). La pregunta es "¿en qué contexto se encuentra?". Pero, al mismo tiempo, tales escritos han de tener la mirada bien fija en el extravío al que, casi fatalmente, somos conducidos ("la idea de un alma humana, que se ve o no se ve, es muy parecida a la idea del significado de una palabra que acompaña, como un objeto o un acontecimiento, a la palabra").