Reúne diez cuentos inéditos, cada uno de ellos escritos a partir de la letra de un tango. Se trata de una re lectura de la tradición fundante de la identidad y cultura rioplatense.

Frases escuchadas, imágenes cautivas, recuerdos indecisos, encuentros cruciales conforman esta suerte de diario literario intimo en el que Griselda Gambaro vuelca intermitentemente pasiones, repudios o desvelos de la vida. Son escritos que de inocentes solo tienen el título. Dan cuenta de un paisaje propio en un país sin rumbo definido y de orígenes revueltos. El itinerario es variado y radiante por lo personal del recorrido. El cine de Pasolini, el amor por los cómicos del teatro, una cita de Djuna Barnes o Enrique Santos Discépolo, de Jorge Luis Borges o José Saramago conducen al sitio privilegiado en el que la literatura se asemeja a la vida. Como un susurro o una confesión, la autora deja caer sobre las paginas aquellas palabras que guardo durante años y que ahora decide compartir con el lector. 'Tardo en pensar. Si, mucho me hubiera gustado un pensamiento veloz y no esta manera que me tocó en suerte, de recorridos lentos, funcionando por agregados, rectificaciones, dudas. A veces termino hoy lo que empecé a pensar veinte años antes. Y nunca se si mañana, con la casa terminada, lista para habitar, no abriré huecos en sus paredes 'a la costumbre de la duda' para romper el engreimiento y la serenidad de lo seguro.' Escritos inocentes es el preciado libro que todo gran escritor guarda en un cajón con la esperanza de compartir alguna vez el secreto de sus días. Así lo hace Griselda Gambaro, con delicada audacia y ferviente expresión.

Roberto I. Biraghi nos entrega dieciséis relatos entretenidos, insólitos, profundos, y no exentos de cierto color local que abrillanta un estilo de por sí originalísimo. Estas historias configuran uina especie de -arte amatoria- cotidiana, actual, posmoderna, pero con un placentero sabor a clásico, hoy injustamente relegado. Es notable cómo el autor sabe atrapar y mantener la atención del lector.

Quien ose adentrarse en las páginas de este libro sentirá un escalofrío recorriéndole la espina dorsal, y algunas cosas más. Son doce cuentos de horror, doce relatos sobre el horror: sobre el mal que acecha y los monstruos que surgen de pronto en la realidad más cotidiana, en grandes urbes o pequeños pueblos recónditos. En uno de los cuentos, una mujer mantiene a raya a los fantasmas que andan sueltos por un barrio periférico de Buenos Aires; entre ellos, los de su madre muerta de una dolorosa enfermedad, los de unas adolescentes asesinadas en la calle, el de un ladrón pillado en pleno robo y el de un chico que huía de un secuestro exprés. En otra historia, una pareja alquila una casa para unas vacaciones en un pueblo que ha ido perdiendo habitantes desde que el tren dejó de pasar; visitan en la estación abandonada la exposición de los perturbadores lienzos de un artista local, pero lo verdaderamente aterrador será conocer al autor de esas pinturas. En otra pieza, los voluntarios de una ONG que reparte comida por barrios marginales son perseguidos poráunos niños de pavorosos ojos negros. En otra, una periodista que investiga la historia de una chica desaparecida en un hotel en Los ngeles, cuyas espeluznantes imágenes recorrieron internet, acaba enfrentándose a otra leyenda de la ciudad? Después de su monumental y aclamada novela Nuestra parte de noche, Mariana Enriquez vuelve al relato y demuestra que sigue en plena forma como gran continuadora y renovadora del género de terror, al que ha llevado a las más altas cotas literarias. Partiendo de la tradición ?desde las novelas góticas hasta Stephen King y Thomas Ligotti?, la escritora explora nuevos caminos, nuevas dimensiones.