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La saga de los Atridas es conocida. Para vengar el sacrificio de su hija Ifigenia, Clitemnestra ordena la muerte de su marido, Agamenón, y provoca así la ira de su hijo Orestes, que busca la rehabilitación del padre. Orestes plantea una cuestión moderna: ¿puede el niño no querer inconscientemente a una madre que reniega en él la parte de quien lo ha engendrado? ¿Cuántos Orestes, cuántas Electras lloran por un padre que perdieron en beneficio de la madre? Christiane Olivier toca la señal de alarma: los "nuevos padres" son un mito. La realidad no es la que nos muestra la publicidad: si bien algunos hombres se sienten comprometidos por la paternidad, la mayor parte de las mujeres conserva el poder no disputado sobre el niño, que se verifica cotidianamente en casos de separación. Nada en nuestra historia y en nuestra cultura preparaba al padre para asegurar su papel "paternal". Hoy, a pesar de la democratización de las relaciones familiares, sólo raramente tiene tiempo para cultivar la intimidad con su niño, dejando a la mujer la tarea de organizar su cuidado, su educación y el reconocimiento de un padre que no está allí. Sin embargo todo niño merece un padre y el hombre no debe ser el eterno ausente de la célula familiar. La apuesta es importante: de patriarcal, nuestra sociedad bien podría llegar a ser definitivamente matricentrada, con el riesgo de alentar a algunos en su misoginia y a otros en su inseguridad... Christiane Olivier es psicoanalista. En 1980 publicó Los hijos de Yocasta, que es un clásico del psicoanálisis de lo femenino. Con Los hijos de Orestes enfrenta la psicología de lo masculino.
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