La Fenomenologia del espíritu señala la ruta de la construcción de los sujetos, tanto individuales como colectivos.

Desarrolla el ámbito de una nueva racionalidad, superadora del romanticismo y de la Ilustración. Recupera la relación dialéctica entre práctica y conciencia, entre práctica y teoría, entre la razón teórica y la razón práctica que con Kant habían quedado escindidas.

La fenomenología acompaña al sujeto en su construcción, rememorando-interiorizando el pasado, proyectándose hacia el futuro que se abre en un horizonte denominado saber absoluto, siempre en un presente en el cual se anudan pasado y futuro, memoria e imaginación. La razón, siempre alerta, interpreta en el presente las figuras-símbolos en los que pasado y presente realizan su juego dialéctico.

La hermenéutica de la fenomenología nos puede ayudar en la tarea fundamental en América latina y, en especial en Argentina, de recuperar los sujetos destrozados por el terrorismo de Estado, la hiperinflación y el aterrador plan neoliberal conservador que se impuso como un huracán que arrasó todas las conquistas sociales.

El saber absoluto, última etapa del espíritu absoluto que comienza con la religión, es el horizonte que mueve todo el proceso, es el foco que todo lo atrae, pero al que nunca se alcanza, o al que siempre se alcanza, pero en ese momento éste se vuelve a alejar. El saber absoluto ya está presente en el primer momento, el de la certeza sensible. Está allí en el fondo, como motor, como impulso que no permite que el sujeto en ningún momento se detenga.