Genuino es una historia bufonesca, cruda, brutal, polifónica. No puede leerse pasivamente, sino que demanda e interpela nuestra capacidad lectora y, de algún modo, la moral que allí se pone en juego. Lúdica e inteligentemente autorreferencial, innovadora, alegre y astuta. La multiplicidad de voces que confluyen en la historia personal de una autora contada por otra autora, no es un mero romancero personal, sino el prisma desde donde observamos y reconocemos, fragmentada y a girones, una sociedad y sus secuelas. Es, por otro lado (o el mismo), poesía; la trascendencia de su lenguaje y la manera de escribir eso que se escribe como lo más importante. El deseo de seguir leyéndola es el deseo de que ese lenguaje siga operando en nosotros.