Free shipping, 30-day return or refund guarantee.
La obra escrita de John Locke constituye sin duda un pilar fundamental del pensamiento político moderno, como lo han subrayado tradicionalmente tanto las lecturas liberales como las interpretaciones marxistas de las que con mucha frecuencia ha sido objeto. Las primeras tienden a presentar al autor de los Dos tratados sobre el gobierno civil como el "padre fundador" del liberalismo político, al que le habría legado una comprensión de la vida pública sostenida sobre la idea central de la defensa de los derechos individuales de los ciudadanos. Las segundas tienden a acentuar el carácter estrechamente clasista de su comprensión de esos derechos, entre los que Locke habría situado en un lugar de privilegio a los derechos económicos de los propietarios. Ambas cosas son ciertas. Pero no lo son menos otras circunstancias que suelen merecer menos atención en nuestros modos habituales de representarnos el lugar y la importancia histórica de Locke. Entre ellas corresponde dar un sitio a la fuerte relación de Locke con la filosofía clásica en general y ciceroniana en particular, a la inscripción de sus ideas políticas fundamentales dentro de la gran tradición republicana y acaso sobre todo a la entonación militantemente cristiana de sus argumentos. Ese cristianismo de Locke es, en efecto, un componente decisivo de su pensamiento, que sobredetermina y califica a todos los demás: a su republicanismo neo-romano, a su curioso populismo agrario, a su defensa -casi anarquista- del derecho a la desobediencia y a la rebelión. Producto de la colaboración intelectual entre investigadores de tres diferentes universidades latinoamericanas, este libro se propone examinar esos distintos componentes de un pensamiento excepcional.
This combination does not exist.
Terms and Conditions