Free shipping, 30-day return or refund guarantee.
En los albores de la modernidad, la escuela recibió un claro mandato respecto a su función social. No cabían dudas respecto a la tarea de formar para el trabajo, la cohesión, la movilidad social y la construcción de la nacionalidad y del Estado moderno_ Hoy tal mandato está cuestionado. Los signos de fragmentación social e insuficientes respuestas de la educación para garantizar la movilidad social ascendente, la irrupción de los fenómenos de globalización y reivindicación de identidades sociales, desintegran la construcción de un imaginario nacional, alejándose del momento fundacional del sistema educativo. Frente a tal situación, los educadores y la formación docente quedan «a la intemperie», sin herramientas para encontrar una alternativa.¿Qué implica entonces, re-significar la formación docente? Simplemente, intentar apropiarnos de nuestra profesión y vocación. Es decir, comenzar a desentrañar el vasto campo de la formación docente, para generar herramientas que nos permitan ser responsables de nuestros actos, conscientes y responsables, a la vez que transformadores.En síntesis, desentrañar y recuperar la reflexión de las prácticas pedagógicas para evitar el activismo sin sentido, motivado únicamente por el afán de obtener resultados (aprobados y acreditables), cumplir una función (transmitir contenidos) o mantener ocupados a los alumnos para que no causen molestias (disciplinar). Ello implica introducir a esta formación en el contexto de las habilidades y competencias del siglo XXI, con una firme impronta que permita la creatividad y la innovación, el pensamiento crítico, la autonomía y el respeto a la diversidad. Su arista compleja y dialógica, es la que permitirá asumir la necesidad de una formación continua.
This combination does not exist.
Terms and Conditions