Lydia Flem nos enfrenta aquí con Freud, armado de su pluma, escribiendo la novela del inconsciente. Como un detective, Lydia Flem trata de conocer al hombre a través de su obra. Se desliza por su intimidad creadora para tratar de comprender cómo inventó el psicoanálisis y descubrir los secretos de su pacto con el inconsciente. Reconstruye sus pasiones por la arqueología, la amistad, la literatura. Muestra cómo se articulan las ideas de Freud con sus gestos cotidianos, sus lecturas con su experiencia clínica, sus viajes con su autoanálisis, su vida onírica con la elaboración de su teoría, sus amistades con la escritura de su obra. Todo se amalgama y cobra un sentido, lo carnal con lo abstracto, lo trivial con lo sublime, el juego con lo serio. De ese modo Freud expresa cosas extraordinarias con palabras ordinarias.