Se acuerdan de aquellas épocas antediluvianas en las que se decía que los hombres pensaban sólo en "eso"? Ahora todos sabemos que las mujeres tampoco pensamos en otra cosa.

Este descubrimiento nos puso a todos muy nerviosos, pero especialmente a ellos porque la liberación femenina parece haber logrado el éxodo de hombres más grande del que se tenga historia.

-¿Dónde están los hombres...? -es la pregunta que se hacen millones de mujeres a lo largo y a lo ancho del Planeta Mujer.

-¡A mí también me gustaría saberlo! -responden otras mujeres que son las únicas que contestan.

El hombre... ¿es una especie en extinción?... ¿Estará desapareciendo como los dinosaurios? ... ¿Alguna vez hubo 11.000 hombres?... ¿O eran 11.000 vírgenes?... ¿Estarán desapareciendo los hombres como desaparecieron las vírgenes?... ¿O estarán desapareciendo detrás de las pocas vírgenes que quedan?... ¿Y nosotras... nos volveremos vírgenes de nuevo de tanto estar sin hombres? ... ¿Y nos pondremos una vela a nosotras mismas para conseguir uno? ... ¿Una virgen... tiene permiso para verle la cara a Dios? El fin de milenio nos encuentra con muchos signos de interrogación, por-que la insatisfacción femenina ya alcanza ribetes de epidemia.

Así que sin siquiera proponérmelo, como una testigo muda (o bastante callada) (o charlatana pero discreta), he podido presenciar y reconocer el despertar de un movimiento çada vez más poderoso, de una verdadera epopeya femenina posmoderna.

Una auténtica búsqueda del Grial en la que las mujeres-como Diógenes-buscan a un Hombre.

Y yo también.

Gabriela Acher