Lo imaginario y lo real se contaminan sin cesar; desaparecen las fronteras entre ambos, los sueños se imponen con el poder de absorción que les otorga el deseo, la identidad personal se desvanece o se multiplica en un vértigo de rostros diversos... Tal es la imagen, delirante, patética y risueña, que Oscar Hermes Villordo hace surgir de las páginas de esta novela: la redacción de una revista femenina, la industria de la evasión, las páginas tragicómicas de un consultorio sentimental. Unos hombres-obligados por su oficio a fingir la condición de mujeres y a asumir nombres exóticos reciben consultas y expresiones de deseos que les envían lectoras (y aun lectores), proyectadas hacia la huída de sí mismas. En este ámbito, el amor, la frustración, la obcecada esperanza, se entrecruzan una y otra vez. Y lo imaginario va impregnándolo todo: "Jacqueline Saint-Pierre", uno de los "artífices" del consultorio sentimental, acabará enamorándose de una mujer que compite ante él con su propia versión fantasmática. Con sutil ironía, con invencible ternura, Oscar Hermes Villordo narra la historia de un soñar colectivo que no pier- de la impronta de una subjetividad única e intransferible.