El clientelismo es un intercambio de bienes económicos por apoyo electoral, y no ocurre solamente entre pobres y "referente barriales"; también regula las relaciones entre esos punteros y los intendentes; de éstos con las autoridades provinciales y de los gobernadores con las autoridades nacionales. Forma así una compleja pirámide que funciona con recursos económicos, que casi en su totalidad proceden del presupuesto nacional o de actos de corrupción, condicionando fuertemente la actividad política y degradando la calidad institucional.

Sin embargo ¿el clientelismo es sólo ésto? ¿o es una red de contención que permite a los marginados hacer oír sus reclamos y sentirse, de algún modo, integrados a la sociedad?

Desenmarañar este fenómeno, que es más complejo de lo que parece a simple vista, es el objetivo de este libro.