Los Menonitas de la Vieja Colonia han sido frecuentemente representados siguiendo dos patrones: por un lado, desde una perspectiva romántica donde se les asignan la ausencia de los supuestos vicios de la sociedad moderna (como el individualismo, competitividad, consumismo, anomia y corrupción) y en donde priman los valores de la comunidad, familia, y moralidad, deviniendo en prototipos del "buen salvaje". Por otro, representaciones que evalúan en forma negativa sus diferencias con la sociedad moderna. De esta manera son retratados como anacrónicos, viviendo en el pasado o fuera del tiempo, retrógrados, producto de una religiosidad que les impide ver el mundo. En este libro, Lorenzo Cañás Bottos trasciende dichas representaciones etnocéntricas a través de un análisis histórico-antropológico que da cuenta de los procesos de reproducción y cambio en los que los menonitas se han visto inmersos desde su surgimiento en el siglo XVI en los Países Bajos, hasta su asentamiento en la Argentina de finales del siglo XX. Christenvolk muestra la intima relación entre los menonitas y el proceso de conformación de estados-nación y de la simultánea transformación de un grupo, basado primariamente en términos religiosos, a otro definido en términos culturales y de descendencia común.

A través de un vívido relato etnográfico, Cañás Bottos da cuenta de la lógica de la vida cotidiana dentro de la colonia La Nueva Esperanza, de su estructura y organización, como así también de las contradicciones y dilemas que los menonitas encuentran al intentar llevar a la práctica sus ideales de conformar una "iglesia de creyentes" para vivir "separados del mundo".